La conexión con nuestro Ser de Luz y los arquetipos del Tarot

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La conexión con nuestro Ser de Luz es una elección en nuestro camino de vida. Conforme vamos recorriendo ese camino y vamos atravesando las aventuras que nos depara la vida, experimentamos el espíritu según nuestro nivel de consciencia.

La conexión con nuestro ser de luz y nuestro nivel de consciencia

Al inicio de la evolución de la consciencia, suele ocurrir, que esa conexión, es puntual. Sólo en esos momentos en que sentimos que el suelo desaparece de nuestros pies, por circunstancias vitales, que catalogamos de negativas, es cuando optamos por mirar al cielo, allá arriba, a lo lejos, e imploramos clemencia y piedad.

En nuestra inconsciencia, sentimos a la divinidad muy humana, como si no supiera por dónde estamos pasando, como si hubiera perdido el fichero de este «fulanito de tal», y le estamos tramitando una instancia, que, si hay suerte, recibirá. Luego, ya decidirá si merezco respuesta o no.

Esa comprensión del espíritu, nos separa de nuestra verdadera naturaleza, de nuestros talentos y de nuestra guía interna.

El arquetipo de la Rueda de la Fortuna

El Arcano X del Tarot, La Rueda de la Fortuna, nos muestra que nos hemos de ir adaptando a los cambios que van apareciendo en la vida; quien se resista a ellos, persistirá en la situación de incomodidad que le genere ese cambio; este arcano nos enseña que los cambios hemos de observarlos y preguntarnos ¿qué me está diciendo esta situación que se me presenta ahora y para qué me ha llegado en este momento? Si no me planteo estas cuestiones para mi crecimiento personal y espiritual, me voy a convertir en un hámster subido a esa rueda de la fortuna y mi única reacción será la de «¡Que sea lo que Dios quiera!».

La Rueda de la Fortuna nos enseña que tenemos la posibilidad de ver más allá, de leer entre líneas, lo que nos va deparando la vida, para obtener la información de lo que debo transformar en mí, para atravesar esa experiencia y obtener sabiduría, para crecer y expandir mi consciencia.

Más cerca que tu respiración

Conforme vamos expandiendo nuestra consciencia, nos vamos responsabilizando de nosotros mismos, depurando nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestros actos y es entonces cuando empezamos a percibir que esa atención hacia nosotros mismos, tiene unos efectos armonizadores en nuestra salud, en nuestras relaciones y en la forma en que experimento la vida y me experimento a mi mismo. Empezamos a percibir que no somos sólo un cuerpo físico, separado de todo lo demás, incluído el Espíritu, sino que empezamos a experimentar y a percibir un sentimiento de plenitud y de pertenencia a la totalidad.

A partir de entonces, experimentamos la necesidad de estar en contacto, cada vez más, con esa parte más elevada nuestra, el Espíritu, porque nos hemos dado cuenta que es esa parte la que nos sostiene y nos permite ver la línea marcada en el suelo, que nos dirige hacia nuestra línea de tiempo original, en la que, si bien, pueden ir apareciendo desafíos, sabemos trascenderlos de una manera mucho más serena y sabia, confiados en que estamos sostenidos por una mano divina. En esta etapa, el sentimiento de víctimismo es trascendido y transmutado en certeza y en luz.

En el centro de la Rueda, el Arcano del Mundo

Una vez hemos llegado a ese nivel de consciencia, sentimos una necesidad interna muy fuerte, de salir de nuestra zona de confort, porque ya hemos conocido nuestros talentos, nos sentimos identificados con nuestra naturaleza multidimensional y nos empieza a despertar la necesidad de «movernos», reflejada en el Arcano del Juicio.

¿Movernos hacia dónde? Hacia la libertad de expansión de nuestra luz y de nuestro ser, que se va a cohesionar cuando compartamos con el mundo nuestros talentos, los que hemos descubierto recientemente, con el Arcano del Sol.

No es suficiente con ser feliz, ahora hay que mostrar nuestros talentos, para que se siga manifestando la luz del espíritu en la Tierra.

En ese momento, ya no utilizamos expresiones del tipo «que sea lo que Dios quiera»; en ese momento nos hemos salido de la Rueda de hámster y nuestra consciencia nos ha situado en el centro de esa Rueda, que se ha convertido en una corona de olivo. Estamos dentro de esa corona, el Arcano del Mundo, bailando la danza del Universo, sabedores de que formamos parte de la totalidad, experimentamos la totalidad, sentimos el espíritu, porque antes hemos decidido evolucionar, y ahora le devolvemos al mundo lo que hemos obtenido, en un flujo constante de dar y recibir.

Somos capaces de dirigir la energía porque hemos reconocido al espíritu en nosotros, lo hemos sentido, lo hemos experimentado, hemos sentido certeza y hemos dado un salto de fe. Ahora estamos en otro mundo.

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Atrévete a ser feliz